lunes, 29 de octubre de 2012

UN WISKY Y UN PISCO CON RED BULL

Salíamos de una reunión de ex alumnos, donde prima el egocentrismo, la arrogancia y esas estúpidas ganas de querer tener el mejor trabajo entre todos los presentes, nos dispusimos a tomar un taxi, ya que íbamos ambas a un punto en común, ella a verse con un amigo y yo a una reunión de cumpleaños, durante el trayecto, me comentaba que se sentía miserable, que ya quería dejar de ser tan lesbiana y poder tener una bonita relación con este hombre, al cual vería, el que ha propósito era un tipo muy amable y considerado con ella. Yo solo atinaba a escucharla y a tratar de comprender su mala articulación al hablar, por los efectos del alcohol, ella lloraba y decía que se sentía fea y que no sabía quién era, sequé sus lágrimas y automáticamente saqué maquillaje de mi bolso, empecé a maquillarla, lidiando con el movimiento del carro, luego tome el celular y le hice una foto, mostrándosela le dije que era preciosa.
Llegamos al punto en acuerdo, me baje del auto y ella siguió de largo a su reunión, no supe de ella en algunos meses más, ya que dejamos de comunicarnos. No recuerdo como, pero meses después empezó a ir a mi casa y luego empezó a trabajar en el mismo lugar que yo, siempre insistía en llevarme a una discoteca muy concurrida por personas de distintas opciones sexuales, y yo le daba vueltas al asunto terminando por rechazarla, dejando así en ella la duda, de que si no quería salir con ella o de que quizá era una maldita homofóbica, pero eso no me importaba, la verdadera razón era que mis fines de semana estaban muy ocupados por un antiguo enamorado que estaba volviendo con fuerza a mi vida.
Pasaron semanas, dentro de las cuales ella me contaba muchas cosas acerca de su vida, historias pasadas, tanto como actuales, me presento a su “mujer”, íbamos a cenar a su casa y nos hicimos muy íntimas, empecé a sentir cierto afecto por ella, tanto que me preocupaba como estaba algunos días, ya que ella solía deprimirse con facilidad. El tiempo transcurría y la amistad se iba ampliando, un sábado que podía ser patético, ella me escribió al móvil, preguntándome que me encontraba haciendo, le dije que me disponía a abrigarme y dormir, me dijo, necesito salir, vamos acompáñame, iremos con Josué, y ahí empieza a enlazarse la historia, resulta que Josué era el chico de quien me contaba constantemente, del cual también ella estaba muy segura no miraría a otra mujer que no sea ella y que la esperaría fielmente, hasta que ella decida mirarlo, ese del cual me hablo en aquel taxi algunos meses atrás. Finalmente decidí salir, nos encontramos con Josué en un centro comercial muy concurrido en el corazón de Lince, para después irnos a un bar gay y por ultimo terminar en una discoteca gay, desde que vi a Josué, fue como si una sensación extraña anticipara que algo sucedería esa noche, pero sin embargo, yo solo había salido dispuesta a divertirme, ya que días atrás mi supuesto retorno con mi ex, no había dado resultados muy favorables, en fin esa es otra historia, esa noche fue una de las noches más extrañas de mi vida, llegamos a aquella discoteca, donde yo me sentía muy perdida en un inicio, era como imaginarse una jauría de perros en celo, mirándose unos a otros, sin importarle los sexos y simplemente seguían sus instintos, besándose, entreverando sus lengua, que eran a la vez tan visibles, sin embargo, me sentía segura por la amabilidad de ambos, de mi buena amiga y de Josué, simplemente me deje llevar, pasaban las horas y bien el alcohol iba subiendo poco a poco, pues cuando eso sucede, casi siempre tengo la fantástica idea de que un cigarrillo lo bajará, así que decidí pedirle a Josué por favor me acompañara a fumar un cigarrillo fuera de las instalaciones de aquel lugar donde prohíben fumar y automáticamente pensé, donde quedaron aquellos bares donde tomar un pisco no era un cliché y fumar un delito, finalmente salimos y estuvimos conversando en lo que acaba mi cigarrillo, automáticamente después de ese instante solo recuerdo que estaba besando a Josué y verdaderamente no recuerdo como sucedió, después me vi dentro de la discoteca bailando en medio de una turbulencia de gente agitada, sujeta del cuello de Josué, dándole la espalda y meneando mis caderas sobre su pene erecto, como si estuviéramos preparándonos para una fogosa noche sexual o quizá tratando de ganar en un concurso de la “zorra de la noche”, a los instantes me encontraba besando a una chica, lo cual tampoco sé cómo pasó, lo único que sé es que nos sentamos en un sillón los tres, mientras Josué y yo nos acariciábamos las manos. En algunos instantes más salimos de aquel lugar y nos dirigimos cada uno a sus respectivas casas, durante el camino y con la borrachera ya distante, mi amiga me explicaba detalladamente como había dado a parar en cada una de esas situaciones extrañas dentro de la discoteca, al parecer, un wisky, y un pisco con red bull, me hicieron una mala pasada, finalmente ya tranquila en casa, pude comprender que ese día que tanto evite inicio algo de lo cual estoy disfrutando, ya que hubieron futuras salidas con Josué, pero eso ya es otra historia.

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