lunes, 20 de marzo de 2017

Recuerdos Asesinos

Recuerdo algunas tardes mirando la programación, yo reía de algunos chistes o palabras de pataclaun y me preguntaste, que significa «pastrulo» y te dije que significaba: «despeinado», porque si te decía el verdadero significado, ya ibas a decir que seguramente fumaba hierba, que iba a ser una drogadicta despreciable toda mi vida, como era posible que la familia crea que eras una madre fracasada y bla bla bla

***

—Azul, tu abuelo está internado en la clínica, la loca esa que tiene por madre ese idiota, poca cosa de tu amigo, Eduardo. Ha ido a la casa para hacer semejante escándalo, porque asegura que te andas acostando con su hijo y le ha contado a tu abuelo que su hijo y tu esposo son muy amigos, es decir, que te ha dejado como lo que eres y en evidencia delante de él. Tu abuelo se dio a morir y está internado, si se muere es tú culpa. 

— ok, mamá. Será mi culpa.

***

La veía llorar mirándome, con sus enormes ojos negros, a través del espejo, mientras yo intentaba maquillarme, me reclamaba que mamá, sólo pensaba en el bien de mi matrimonio y trataba de tapar todos mis errores, mi vida bohemia y promiscua, para que Alejandro nunca me deje, porque, él era un hombre magnífico y yo sólo era bonita, poco inteligente, poquita cosa. «agradece hijita, que un hombre como él se ha fijado en ti», hasta he llegado a creérmelo, a veces me siento poquita cosa, mínima y asustada, cuando me mido al lado de Ale, me intimidan sus formas y sus demostraciones, yo sólo lo miro de lejos y me quedo pensando en que quizá así sea. 

Mi hermana me reclamaba que le había quitado al amor de su vida, su relación de un mes con un hombre 15 años mayor que ella, yo seguía sumergida en mi espacio mental reducido y escazo, pensando en que quizá, sí, era mi error.

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—Gracias, por permitirme pasar la noche contigo y verte dormir. Quiero que sepas que aún te amo. 

— Eduardo, me cagaste con ese mensaje de texto, lo ha leído mi hermana y ahora cree que nos hemos acostado, jamás me va a creer que sólo dormimos juntos después del concierto a esperar el amanecer, está como loca y piensa que sólo estuviste con ella, porque siempre has estado enamorado de mi y ella se me parece mucho. 

— Azul, por favor. No tuve ninguna mala intención, déjame explicarte.

— creo que es mejor no vernos por un tiempo, te dije que nuestra amistad se iba a ir a la mierda, pero eres terco.

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— No jodas huevón, tiene 15 años, como se te ocurre salir con mi hermana, es recontra chibola y tú ya tienes 30. Además, nuestra amistad de años se va a ir a la mierda, tú conoces a mi mamá, sabes que te va a hacer la vida imposible, la estás cagando, Eduardo.

— Azul, todo va a salir bien, quédate tranquila, o es que te da celos de que ya no vayamos al cine juntos...

— calla, huevón!

***

—Azul, te extraño. Siento que no puedo respirar. Es algo que parece que me ahogara, me he salido del trabajo porque ya no puedo más, tú me prometiste que nunca me ibas a dejar sólo, tú me prometiste ser siempre mi mejor amiga, mi compañera. Yo te amo, Azul, pero voy a aprender a controlarlo, déjame verte, siento que esto me está quemando, por favor.

— por favor, mi abuelo está muy enfermo y si se muere es mi culpa. Todos me están culpando de eso. Yo no he desmentido nada de lo que ha dicho tu madre, porque sería una lucha sin trofeo, nadie me va a creer, nadie tiene buen concepto de mí, el único que cree en mí es mi abuelo y no quiero quedarme sin él. Adiós, Eduardo.

***

—Ya no estoy enamorada de ti, Alejandro. Quiero sentirme libre y siento que a tu lado no lo soy, no pienso como quiero, no respiro como quisiera, no duermo, no fumo, extraño mis pasiones y mis vicios, mis libros, no hablamos de nada, lo único que tenemos en común son los videojuegos y las ganas de coger. Nada más.

— Yo siento por ti, todo eso que tu no sientes. Es suficiente para que estés aquí conmigo y nuestras ganas de coger.

— (abrazados), tengo tanto miedo a que algún día me lo reproches, quisiera irme, pero no puedo, yo te amo, sólo no estoy enamorada de ti.

— descansa cariño, mañana ya todo estará bien.

jueves, 9 de marzo de 2017

Sueños Indecentes



Sonó el teléfono y era él, indicando que estaba esperándome en la puerta del edificio.

-dónde estás, no te veo

-del otro lado, no quiero que me vea tu novio

-jajaja, estás loco

Subí al auto y me sentía entre a gusto y nerviosa, me gustaba mucho su look, su edad y su personalidad. Era un hombre extraordinario, tenía un auto modesto, ya que también tenía un sueldo modesto, una esposa y 2 hijos.

Empezamos a hablar de nuestras anecdotas universitarias, discotecas y calles de Lima por las que habíamos caminado hasta el amanecer, nos dirigimos a un lugar a comprar unas latas de cerveza, mi licor favorito, para luego dirigirnos a un lugar más apartado e íntimo.

Juan José y Yo habíamos pasado meses conversando a diario, hablando de nuestros pasatiempos, gustos en común, literatura, cine, arte, música, de todo. Me había hablado de sus desventuras de sus dos separaciones dentro de un mismo matrimonio, su actual matrimonio. 




***




Conocí a Sandrita en una parrillada de confraternidad del trabajo de Juan José, hablamos casi toda la tarde, me pareció una mujer espectacular, pero demasiado madre, de esas mujeres que se entregan a la labor y se dejan de lado sin siquiera mirarse a los ojos en el espejo cuando van al lavado a diario, esas mujeres me agobian, pero a la vez me traen el calor de mamá, ese calor que a veces necesito tocar apenas para saber que si lo tengo, pero que me cuesta percibir en mi propia vida. Sandrita, me habló todo el tiempo de su matrimonio, me daba consejos de como tener un marido felíz y unos hijos maravillosos en un hogar perfecto, la escuchaba mientras observaba de costado a Juan José, observaba como cada media hora volteaba a sonreirme, no sabía si lo hacía por cortesía o por algún gusto en común. Pues desde que lo vi entrar con esa cara madura de hombre mayor, el cabello largo, el polo metal y esos pantalones militares, me dio un impulso de querer besarlo, cuando se acercó a mi nos presentaron, le di la mano y me dijo: eres más bonita en persona.




***




-Hola, Azul. Soy Juan José, te acuerdas de mí, el de la parrillada.

-hola, sí claro. Todo bien, es un poco tarde para que un hombre trabajador, pujante, esté a estás horas en el Facebook

- jajaja, soy noctambulo. Y tu sonrisa en esa foto de perfil me trajo muchos recuerdos, ¿cómo estás?

- bien, me han comentado que te gusta leer, has leído 100 años de soledad?

- pues sí, es una obra a la cual admiro

- leíste también, crónicas de una muerte anunciada?

-no, aún no he tenido el placer

-te la voy a Enviar, para que puedas leerla

-está bien, gracias. Que descanses, Azul.

-bye




***




-Me enamoré de ti desde que leí la dedicatoria en el libro que me enviaste después de aquella primera conversación.

-nadie se enamora a partir de una dedicatoria, con tan poquita conversación previa, no crees. Además yo estoy enamorada de otra persona

-yo sólo se que voy a soñar contigo todas estas noches, sólo se que no olvidaré esa frase que me dijiste un día antes de follar: -Juan José, tenemos que hacer algo urgente

-dime, amor

-follar!




- adiós, Juan José. Fue una bonita aventura. Gracias por todo.




***




Entramos y con gran nerviosismo cada uno por su lado hablamos de todo, él se sacó el polo para darme o darse más valor. No lo sé, después de un lapso de una hora me besó, primero delicadamente y luego cada vez más desaforado, medio mordiendome y tocando casi toda mi boca con su lengua. Me tocó las tetas y metió su mano debajo de mi ropa interior, primero metió un dedo y después dos, empecé a gemir, le pedía que por favor lo haga despacio, Luego dejó caer su cuerpo sobre mí, sentí su verga dura, grande y caliente, me asustó un poco y le advertí que yo era estrecha y que por favor tenga cuidado, el me abrazaba, me besaba y me decía que no me preocupara, que me relajara y así fue, me entregué completamente a la pasión, llegó el momento y me penetró muy suave y después empezó a moverse, cada vez más rápido, así que empecé a gemir y a decir su nombre repetidas veces, sentía como su verga se ponía cada vez más dura, sentía como mi cuerpo se retorcia y acomodada a sus encantos.




***




Azul, despierta. Ya es casi hora de almorzar. Dale ojoncita, ya me suenan las tripas. Levanta ese culo y vamos a comer.