viernes, 27 de julio de 2012

MIS ALIADAS YA NO ESTAN


Me levante sintiendo nuevamente esa sombra, esa que me consumía como un cigarrillo, al que acostumbro fumar cada vez que me acuerdo que soy miserable, ese cigarrillo que me hace sentir importante; permanecía encerrada en mi habitación, abrigada de silencio, observando cada detalle, dirigí la mirada hacia el espejo y me choque con la imagen de una mujer solitaria, desalineada, en medio de una habitación gigantesca, vacía de todo, donde el afecto se había suicidado y el amor era una cruel fantasía. Permanecía inerte aun asimilando las palabras espinosas de aquella mujer para la que un día fui importante, aquella de la que su rostro se iba borrando de mi memoria como un recuerdo de infancia, esta mujer hermosa menciono palabras, las cuales había vomitado el día anterior, cual convulsión mortal de un derrame sentimental,  aún estaba digiriendo que era la cosecha de decepción y vergüenza familiar, una traidora. Me preguntaba una y otra vez si eso era una descripción exacta de todo lo que yo significaba o si faltaban algunos detalles más, ya que hubiera sido muy provechosa mi intervención para adherir algunas definiciones más, acerca de mi mala conducta. Aun revoloteaba su voz irónica y sus cortantes palabras; frases llenas de ira y enojo, que casi derretían la línea telefónica, podía imaginar sus enormes ojos sangrientos, llenos de rabia, podía imaginarme perdida en el olvido de su corazón, pensé que sí; que sí merecía tal castigo, me sentía sola, agotada, dispersa, como varada en el medio del mediterráneo, consolada por un viento helado y una tiniebla infinita.

Los miserables y cien años de soledad quedaban minimizados al lado de esta desgracia vana que cargo sin haberlo premeditado, malicia escondida en mi corazón sin yo haberla sembrado, tíldame, humíllame, señálame y destiérrame, estas en toda la razón, es momento de pedir perdón por haber vivido, deja morir a esta hija tuya que tanto lamento te ha dado, deja morir tu calvario, amenazo tu paz, tu sendero, deja que mi alma vuele y te vele desde algún lugar en aquel limbo de oscuras mañas miserables, palabras indignas las que digo, desnudo mi ser y lanzo mis palabras como dagas, sin culpar, sin mentir, solo déjame volar, solo déjame ir.

Iba mi orgullo sigiloso rodando por la habitación, alimentando mis ganas de seguir siendo quien soy, pues llámame puta e indigna por ser libre, castígame por perseguir mis sueños, flagela mis actos sacrilegicos y tíldame por decir lo que pienso, señálame por conducir mi vida y no dejar que seas el mecánico de mis movimientos, déjame sola y corre para que mi maleza no te enrede, para que los dedos señaladores no se vuelvan contra ti y con el tiempo te acusen, únete a la  única aliada que te queda y hagan un conjuro contra esta turbia suerte, contra esta casquivana que solo maltrata sus paradigmas tan santificados.


Cada cierto momento añoro ser pequeña y permanecer horas enteras jugando a solas, porque ahora solo me queda jugar con mis pensamientos, que son tan pobres de indulgencia.
Desearía voltear y sentir que mis aliadas no se han ido, desearía redimir las ofensas y ver sus rostros, acariciar sus manos, correr y abrazarlas, sin que su prejuicio me empuje, quisiera mantenerme cerca y cambiar esa imagen solitaria en el espejo, pero automáticamente viene a mi memoria, que el afecto se lanzó por la ventana y el amor se mofa a mi alrededor cual niño burlón, mientras tanto vuelvo a recordar que empieza un nuevo día y mis aliadas ya no están.


A mí.

sábado, 21 de julio de 2012

Aun están vivas


En la universidad uno ve, escucha, observa y aprende diversas cosas, costumbres y maneras de ver la vida. Pero lo que jamás comprendí fue el afán de algunas hermosas mujeres por autodestruirse, muchas por verse más bellas, otras por sentirse amadas y útiles y las demás porque no veían más allá de sus horizontes, que difícil era convivir tan de cerca con mujeres privándose de tantas cosas, entre ellas alimentarse, perder su originalidad, queriendo parecerse a un modelo estereotipado que arroja el mundo vano y ni que decir de su libertad, la pregunta era, ¿alguna vez la tuvieron?, muchas veces atadas a hombres que les hacían la vida miserable.
Fueron muchas e incontables las noches en las que posaron sus lágrimas sobre mis hombros, lágrimas que expresaban desgarradoras confesiones, palabras que salían disparadas porque no soportaban seguir guardadas en aquel corazón destruido, sin embargo yo; yo permanecía en silencio  porque sabía que al siguiente día llegarían inmensas de alegría porque se habrían reconciliado con su príncipe de hiel.
Unos días las veía sonrientes y otros días maquillaban sus miedos y sus rostros a causa de aquellos golpes que les propinaba por opinar, por reclamar, por alzar sus voces, habían días en los que mentían y pedían a gritos silenciosos pastillas para no llorar, amigos con quienes olvidar.
otras veces guardaba en mi memoria sus dudas tiradas en algún bar, sus infidelidades causadas por una falsa idea de venganza hacia sus príncipes de hiel, aquellos que las hacían más miserables aún, entonces yo pensaba que existían más de cien excusas y más de cien reproches que en algún momento valían la pena, que muchas veces se hacían pasar por ingenuas para permanecer ciegas, atadas a un mundo vano y sigiloso, lleno de mentiras para no lastimar más ese hueco corazón que sangraba cada vez que lo tocaba la realidad.
Recuerdo muy bien a una de ellas que no dejaba de llorar encerrada en el baño de una habitación, porque simplemente no sabía qué hacer con su vida; y yo, yo solo escuchaba agudizando muy bien el sonido de su pesar en esta prosa, esta que si la leen sabrán que son ellas, tres mujeres que me permitieron me de la libertad de escribir sobre ellas, las tres son mis buenas amigas, esas a las que he visto llorar paradas en la puerta de casa, en algún bar, en el baño de un hotel, en un balcón universitario o en una fría ventana de chat, aquellas mujeres que luchan todos los días por salir del pozo, por amarse un poco más, a esas mujeres que siempre les recuerdo que las quiero y ahora les hago recordar que: “Aun están vivas”…

A mis amigas
SGD/ CRG/ KCC