Me levante sintiendo nuevamente esa
sombra, esa que me consumía como un cigarrillo, al que acostumbro fumar cada
vez que me acuerdo que soy miserable, ese cigarrillo que me hace sentir
importante; permanecía encerrada en mi habitación, abrigada de silencio,
observando cada detalle, dirigí la mirada hacia el espejo y me choque con la imagen
de una mujer solitaria, desalineada, en medio de una habitación gigantesca, vacía
de todo, donde el afecto se había suicidado y el amor era una cruel fantasía. Permanecía
inerte aun asimilando las palabras espinosas de aquella mujer para la que un día
fui importante, aquella de la que su rostro se iba borrando de mi memoria como
un recuerdo de infancia, esta mujer hermosa menciono palabras, las cuales había
vomitado el día anterior, cual convulsión mortal de un derrame sentimental, aún estaba digiriendo que era la cosecha de decepción
y vergüenza familiar, una traidora. Me preguntaba una y otra vez si eso era una
descripción exacta de todo lo que yo significaba o si faltaban algunos detalles
más, ya que hubiera sido muy provechosa mi intervención para adherir algunas
definiciones más, acerca de mi mala conducta. Aun revoloteaba su voz irónica y
sus cortantes palabras; frases llenas de ira y enojo, que casi derretían la línea
telefónica, podía imaginar sus enormes ojos sangrientos, llenos de rabia, podía
imaginarme perdida en el olvido de su corazón, pensé que sí; que sí merecía tal
castigo, me sentía sola, agotada, dispersa, como varada en el medio del
mediterráneo, consolada por un viento helado y una tiniebla infinita.
Los miserables y cien años de soledad quedaban minimizados al lado de esta desgracia vana que cargo sin haberlo premeditado, malicia escondida en mi corazón sin yo haberla sembrado, tíldame, humíllame, señálame y destiérrame, estas en toda la razón, es momento de pedir perdón por haber vivido, deja morir a esta hija tuya que tanto lamento te ha dado, deja morir tu calvario, amenazo tu paz, tu sendero, deja que mi alma vuele y te vele desde algún lugar en aquel limbo de oscuras mañas miserables, palabras indignas las que digo, desnudo mi ser y lanzo mis palabras como dagas, sin culpar, sin mentir, solo déjame volar, solo déjame ir.
Iba mi orgullo sigiloso rodando
por la habitación, alimentando mis ganas de seguir siendo quien soy, pues llámame
puta e indigna por ser libre, castígame por perseguir mis sueños, flagela mis
actos sacrilegicos y tíldame por decir lo que pienso, señálame por conducir mi
vida y no dejar que seas el mecánico de mis movimientos, déjame sola y corre
para que mi maleza no te enrede, para que los dedos señaladores no se vuelvan
contra ti y con el tiempo te acusen, únete a la
única aliada que te queda y hagan un conjuro contra esta turbia suerte,
contra esta casquivana que solo maltrata sus paradigmas tan santificados.
Cada cierto momento añoro ser pequeña y permanecer horas enteras jugando a solas, porque ahora solo me queda jugar con mis pensamientos, que son tan pobres de indulgencia.
Desearía voltear y sentir que
mis aliadas no se han ido, desearía redimir las ofensas y ver sus rostros,
acariciar sus manos, correr y abrazarlas, sin que su prejuicio me empuje,
quisiera mantenerme cerca y cambiar esa imagen solitaria en el espejo, pero automáticamente
viene a mi memoria, que el afecto se lanzó por la ventana y el amor se mofa a
mi alrededor cual niño burlón, mientras tanto vuelvo a recordar que empieza un
nuevo día y mis aliadas ya no están.
A mí.
Mera inspiración literaria ¿o t sientes asi realmente? Mmm la vida es larga dicen, hay muchas cosas por hacer y experimentar, por ahi en algun lado esta la felicidad.
ResponderEliminarsolo inspiración...gracias
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