lunes, 5 de agosto de 2019

"Yo nací el día en que te conocí"


Llegué derrotada, con las ojeras confundidas con el color luto de mí alma, que estaba rota, tanto; que ya sólo se arrastraba junto a mi cuerpo inerte que se hacía de los espantos de la rutina carcelaria y aburrida que me habían dejado esos duros días por tener el corazón acongojado. Había dejado mí piel feliz quién sabe dónde, había dejado los buenos días y las charlas profundas en algún acantilado limeño, dónde solía pasar el tiempo con sus ojos sobre mí, sin que yo me diera cuenta, lo peor de todo era que yo lo dejaba porque él me amaba demasiado, porque su desdicha de hacía varios años era haberse enamorado de mí. Cuando le dije que ya no podíamos vernos más, su mirada fulminó mi alma, me miró con esos ojos pequeños y rotos sabiéndose venir lo que yo diría y me hizo una pregunta: "quiero que me digas con toda sinceridad si es porque ya no me amas", le dije: "te amo, eso no se borra de un día a otro" y me iba rompiendo, dolía tanto que no sé cómo demonios pude seguir hablando, respirando, pero lo que si sé es que le hice el amor como nunca, pude memorizar todos los espacios de su cuerpo, su miembro dentro de mí y su alma tocando la mía, pude memorizar sus te amos susurrados mientras cabalgaba su pelvis, su sentir mientras me decía que yo sea feliz. 

He llorado como nunca antes lo había hecho, lo he llorado cada noche hasta dormir y no me da vergüenza, lo he llorado viendo películas viejas y escuchando músicas nuestras, lo he llorado con un bolero en la mesa de noche, con la dedicatoria de un libro y con una camisa de él puesta sobre mí, lo he llorado y así con el lloro a flor de piel he pensado en salir corriendo alguna madrugada directo a su casa y gritarle porque me duele tanto, lo he llorado para sacarlo de mí, pero le he sentido cada vez más dentro, más cerca, más mío. Y en éste centro íntimo de mi pena supe que jamás me había enamorado, que era la primera vez, que era el miedo lo que me había hecho dejarle, el miedo de hacerlo infeliz porque el lugar que le daba no era el apropiado, sin embargo, en lo más profundo de mi pena empecé a buscar todo aquel recuerdo que dejaron 7 años de amor, años de entero cariño, pasión, amistad, complicidad y corrí nuevamente por él, corrí detrás del tren como en esas películas viejas donde el protagonista va despidiendo a su amor, pero no se resigna, corre con la esperanza de volver a verla, pues; yo corro detrás de tí, yo nuevamente me inclino por tí,  por nuestras tertulias, nuestras tardes de siesta, nuestros almuerzos con postre al final y con postre carnal, nuestras visitas a la feria del libro, nuestras  caminatas infinitas, las tardes en la pera viendo como algún cachorro se roba mi zapato y tú corriendo para rescatarlo, sí, tú, ese chico temeroso que alguna vez conocí, ahora un hombre que hace flaquear mi más entera fama de calienta huevos master, nuestro amor asquerosamente obsceno y verdaderamente bello, porque como lo hemos dicho tantas veces: "yo nací el día en que te conocí". 

4 comentarios:

  1. con razón ha habido tanta lluvia últimamente. todo lo pueden tus ojazos, ojazos por grandes y por hermosos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya no hay más lluvia desde la feria del libro, los libros lo hicieron otra vez 🥰😍

      Eliminar
  2. Waoooo que intenso. Excelente escritura, excelente expresión de emoción... Me encantó, gracias por compartir tan genial historia

    ResponderEliminar