A Mi tía abuela Chabuca,
su corazón tan grande
hizo que mi niñez sea
completa.
Llegar a la casa de la tía Chabuca era una fiesta, siempre había música, olor a buena comida y al final del día un delicioso "lonche", ni que decir de su cumpleaños o día de la madre, la casa quedaba chica y el olor a leña invadía toda la cuadra, era una tradición que los adultos se turnen para mover la olla de carapulcra, escuchando guarachas y son caribeño.
Cada domingo del año y todas las vacaciones de verano era de saberse que estaríamos en su casa, disfrutando de sus cuentos, su risa graciosa y sus dichos bien intencionados, los más famosos eran: que lisura!, Niños perjuiciosos!, Y el más divertido de todos: idioton!, El último era cuando uno de sus nietos le había hecho perder la paciencia. La tía Chabuca era una mujer sabía y muy amorosa, su casa parecía un albergue, siempre habían huéspedes que con el tiempo se hacían familia, la tía con mucho cariño los acogía y les daba posada, hasta comida. A ella poco le importa la reputación de las personas o sus oficios, a ella le importaban los corazones y de juzgar nunca, siempre se expresaba bien de las personas y sacaba a relucir lo mejor que tenían, lo mejor que podían dar y eso era Chabuquita para todos, un corazón enorme dando lo mejor.
La casa de la tía Chabuca era un centro de juegos también, ahí tuve muchas experiencias, junto a mis primas éramos muy exploradoras en diferentes ámbitos de la vida, desde las travesuras inocentes hasta los novios, a los 10 años tuve mi primer enamorado, era un niño vecino de mi edad y pasábamos las tardes juntos leyendo, a ambos nos apasionaban los libros y las cómplices de nuestras tardes de lectura, eran mis primas. Lo curioso era que éste niño nunca me dio el famoso primer beso, sin embargo, él decía que éramos novios. Ya casi terminaba el verano y yo sabía que las visitas a la casa de la tía serían cada vez más espaciadas porque iniciaba la época escolar, así que le dije a la tía Chabuquita lo que pasaba y ella me escuchaba atentamente, finalmente me dijo: "como que no te ha dado un beso hijita, que lisura!, Pero sabes hijita a veces los ojos son ciegos, aunque el corazón lata fuerte". Después de muchos años me enteré que ese niño es gay en la actualidad y está casado con otro hombre en otro país, me alegro por él.
Así era Chabuquita, atinada y muy locuaz, todo lo manejaba con mucha tranquilidad, daba gusto contarle vivencias porque sabías que tus palabras reposarian sobre un remanso. Gracias Chabuquita por seguir escuchando hasta hoy a ésta niña que hace muchos perjuicios a la que nunca juzgas.
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