A veces admiro tu practicidad querido, me hago la ingenua, me hago la astuta, trato de no mostrar tanto, pero a veces los sentimientos ganan y si, sigo siendo esa mujer que tiene el corazón en algún lugar, no lo perdió, lo tenía por ahí guardado, me muestro y luego me escondo, porque así soy yo, me da miedo, pero a veces también me atrevo, me atrevo a decirte que te amo, pues si te amo, pero ni bien me doy cuenta, cierro mi caparazón y vuelvo a decir que solamente te quiero, me autoevalúo, me desnudo frente a mí, me avergüenzo, me lastimo y pienso, pienso mucho mientras escucho Nocturne de Chopin, vuelvo a retomar la escritura y sueño, sueño con que te destapes algún día, con que me digas esas cosas que mis oídos desean escuchar y luego recapacito, de que sirve me pregunto, sirve de algo?, no, de nada, tu y yo no tenemos futuro querido, somos distintos, la vida nos dibujó una línea gruesa en el camino, me paro, enciendo un cigarrillo, camino, vuelvo a escribir, lo pienso, lo pienso mucho, vuelvo a la escena inicial del idilio, donde nos encontrábamos, donde me decías aquellas cosas que nuevamente anhelo, pero las escucho y se pierden, vuelan, se desvanecen, mi mente corre tras de ellas, pero no, no las alcanzo, he ahí nuevamente la imagen de tu rostro, me atrapa, me condena, sonrío y sigo soñando. Encuentro unas líneas dichas en algún momento, las releo…
El: de videojuego en videojuego dominaremos el mundo
Ella: para que dominar el mundo, cuando puedes dominar el calor de una caricia mientras recibes un beso
El: me has hecho acordar una canción de Cerati: “si el lenguaje es otra piel/ toquémonos más/ con mensajes de deseo…”
Ella: y he ahí lo sublime de comunicarse mediante lo escandalosamente excitante
El: la lengua es un musculo versátil
Ella: la lengua es lo que quieres que sea según donde la pongas
El: y no nos olvidemos de los labios, los dientes…que también pueden ser bastante útiles
…sigo soñando, pongo en manifiesto mi frustración, me emociono, lloro con ansiedad, con furia, las anhelo, anhelo esas frases. Ya son las 11 de la noche, es hora de hablarte virtualmente, entro en sesión, conversamos, mientras sigo pensando en tu fría practicidad, me acurruco cada vez en mi manta, ya empezó el invierno en lima y se me congelan los pies, así que me acurruco más. Te imagino abrigado con tu rostro soñoliento frente a la computadora, hablamos, me cuentas sobre tu día, mientras yo solo quiero que estés aquí, empiezas a hacer las mismas bromas sarcásticas sobre el amor libre y lo feos que son los matrimonios, yo sufro. Me hablas acerca de una foto de algunos meses atrás, una foto donde salimos entrelazados después de hacer el amor, te ríes y me dices que la guarde bien, no te interesa, te digo que a mí tampoco, vuelvo a mentir, pues me interesa mucho, todo lo que nos pasa es importante para mí, pero sigo fingiendo que lo nuestro no existe, porque a la larga la línea gruesa sigue creciendo como un cáncer maligno que carcome la poquita felicidad que queda, pues entonces bastaría ponerle morfina a los momentos finales de esto que algún día llamaste relación, te amo pero no lo digo, me vuelvo a ocultar, esta es mi dulce verdad.
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