jueves, 20 de octubre de 2016

¿SERÁ LA HUMANIDAD UN INVENTO DE UN DIOS ABURRIDO?

Recuerdo que en secundaria llevábamos el curso de Ciencias naturales, donde nos obligaron a realizar una biceccion a un cuy o también llamado conejillo de indias. Para mi fue detestable ver como muchas de las chicas que llevaban el curso descuartizaban salvajemente a este animalito que solamente fue dormido, no habían tenido siquiera la delicadeza de matarlo primero,  era escalofriante ver como de puro juego le cercionaban la nariz en varias partes, se reían burlonamente y hasta se chocaban las Palmas celebrando su hazaña. Parecían unas alimañas sedientas de sangre y maleficios, en ese momento las repudie más de lo que ya lo hacía antes mentalmente. Solían ser adolescentes vacías,  llenas de prejuicios,  pendientes de lo superficial,  cargadas de contextos vanos, quizá propios de la edad y de sus carencias afectivas,  chiquillas próximas a ser mujeres inestables y perversas. Lo curioso fue que al pasar los años, tiempos, avances tecnológicos,  apareció el Facebook y se estableció una red de alumnas del colegio, donde nuevamente supe de ellas, de sus actuales vidas, le di rienda suelta a mis especulaciones ya convertidas en realidades, las mujeres carentes y perversas ya ejercían sus doctrinas, muchas con vidas prolijas, faltas de diversas 
cosas,  no necesariamente materiales, nada estaba fuera de lugar, hasta que ohhhhh sorpresa!. Si recordamos al inicio, yo hablaba de una biceccion animal, donde un grupo de jovenzuelas, etc, etc; si, estás señoritas,  ahora mujeres, eran "dog lovers", "animalistas", todas unas activistas por la defensa de los animales, ¿es en serio?!, ¿tan macabra y vana puede ser la moda?, una moda donde usas a un ser vivo para hacerte notar?, acaso no recuerdan cuando años antes estaban descuartizando a conciencia un animal vivo?!. 
Fue trágicamente cómico ver estas escenas y fotos con animales, siendo cuidados por una ex asesina de los mismos, tan hipócritamente sonriente. 
Fue en ese preciso momento donde se me vino a la mente la frase de mi novio: ¿será la humanidad un invento de un Dios aburrido?

jueves, 2 de junio de 2016

LA PRIMERA VEZ QUE VI SUS ENORMES Y PROFUNDOS OJOS NEGROS


Cuando vi sus ojos por primera vez, parecían dos enormes vínculos con el universo, dos enormes esferas de felicidad, donde solo ella y yo podíamos estar cálidas y seguras, ellos me miraron con tal complicidad que esbozaron una sonrisa y a su vez, ella levantó su pequeña y cálida manecita como si quisiera dotarme de lapos a la cara por haberla despertado, aprovechando que mis padres estaban haciendo quien sabe que cosas. En ese preciso instante pensé que nuestro amor seria sencillo, místico y abruptamente ácido, lleno de dotes de amor, que por su parte eran caricias transformadas en golpes. 

Recuerdo que cuando papá decidió abandonarnos, nadie se atrevía a decirle a una niña de 3 años que papá ya no estaría más en casa, que había decidido cambiarnos por una mujer 20 años menor que mamá y quien sabe se iría para siempre de nuestras vidas y así fue. Ella me miraba con sus enormes ojos negros llenos de complicidad como si supiera lo que estaba pasando y me ofreció un chocolate, fue la primera vez que el chocolate calmaba nuestras penas y nuestras culpas, como lo hace hasta ahora cuando nos sentimos mal, eso o cualquier elemento rebosante en azúcar que logre el mismo fin, calmarnos las angustias arrabaleras, casi insignificantes a los ojos de la gente que no tiene corazón, que no sabe lo que sufre una niña a la que le tocó un padre sin cojones. 

Con los años nos enfrentamos a las preguntas, las malas caras y los comentarios mal intencionados de ser hijas de padres separados en los años 90, años en los que ser un hijo de un hogar disfuncional era tener un destino chabacano y desprestigiado. Enfrentarnos a una madre que contaba los billetes para alimentarnos, educarnos y todos esos gastos necesarios en una casa, enfrentarnos luego a tenerlo todo y que tilden a nuestra madre de Mujerzuela. En los años 90, una mujer que ganaba más del dinero necesario para mantener una casa, no era una mujer trabajadora, era una mujer que tenía dinero de dudosa procedencia.

Ya entrando en el nuevo Milenio, nos enfrentamos al internet, el ingreso tecnológico, el porno y las adicciones, bueno en realidad quien disfrutó de esos buenos enfrentamientos, fui yo, mi hermana siempre fue una beata a mi lado, una niña digna, una adolescente digna y una adulta, ahora; recontra digna. 

A los 19 años caí enferma de manera crónica, con una de esas nuevas enfermedades miserables, también del siglo 21. Mi madre recorría las clínicas de Lima conmigo en brazos, de manera metafórica, mido 10 centímetros más que mi madre, es imposible que aún me lleve en brazos. Dentro de mi pensaba ya lo hice todo en la vida, he fornicado, he bebido, me he drogado, me he perdido y sabido encontrarme de entre las tinieblas tenebrosas de la depresión, entonces qué más puedo querer, pero la veía llorar en silencio, sigilosa, nocturna, siempre con sus chocolates cura penas, distante, siempre haciendo sus ácidas bromas acerca de morir y sus tiernos mensajes de amor escondidos bajo la manga, esos que me dejaba en tarjetas o pequeños pasteles llenos de glucosa y huía. Eso me hizo querer vivir, sanar, luchar, arrebatarle nuevamente mi vida al Diablo y tuve una extensa y jodida conversación con Dios, acerca de lo putanesca que había llevado mis miserias en esos últimos años de mi vida, le pedí consejos, le pedí perdón, le pedí tiempo y sobre todo compresión, le pedí que no me deje sin tus enormes y profundos ojos negros, que me necesitaban, que los necesitaba, que me enseñaron en su momento a ser madre, prediciendo el futuro, prediciendo que con los años, tendría un hijo con esos enormes ojos negros que vi en ti la primera vez que miraste.

Porque así te quiero yo, aunque te diga que no, mientras me abrazas a la fuerza y me obligas a darte de besos, mi tierna y malgeniada hermana.