domingo, 9 de agosto de 2015

Me enamoré de tí, Lucía Bravo!

Hace algunos meses me rondaba un tema en la cabeza, quería preguntarle a mi abuelo, que es un sabio, ¿que siente uno cuando se enamora?, la pregunta era: papi, ¿qué sentiste cuando te enamoraste de mi mamita?. Que equivocada estaba.
La semana pasada fui a almorzar con mi abuelo, un hombre de noventa años, que tiene la vitalidad y mentalidad de un hombre joven, un hombre que me enamora con su mirada infinita llena de vivencias. Conversábamos de nuestra semana, bromeabamos, nos reíamos, se burlaba de mi sazón, antes de halagar mi comida, como siempre lo hace, le gusta hacerme sufrir con ese tema. De pronto y la verdad no recuerdo cómo, en la sobremesa, con una botella de vino tinto, llegamos a hablar del amor a los hijos y la familia; donde mi abuelo me confesó haberle sido infiel muchas veces a mi abuela, cosa que ya sabía, no era algo nuevo:
-¿Por qué le fuiste infiel tantas veces a mi abuela?, ¿No la querías?
- la quería, pero no estaba enamorado de ella, la quería como quien quiere a una amiga, íbamos al cine, al teatro, veíamos a los hijos, pero nada más.
- ¿alguna vez te enamoraste?
- Lucía Bravo, así se llamaba, sobrina del mayordomo de la Hacienda Arona, San Luis de Cañete, le declaré mi amor muchas veces, pero ella decía que me quería como amigo.
Caían lágrimas por las mejillas de mi abuelo, lo vi llorar como nunca antes lo había visto, lo vi llorar con desgarro, con nostalgia, pero con amor, hablaba de ella y casi volvía a sonreír nuevamente, cuando la mencionaba sus ojos brillaban, tenía ese brillo que nunca le vi al hablar de mi abuela.
- ¿Qué te gustaba de ella?
- lo diferente que era, jugaba fútbol, era una mulata hermosa, una negra de rasgos finos, con unos ojos pardos preciosos y unos dientes que parecían perlas, era culta y su sudor olía a rosas, siempre hablaba dulcemente y sólo se le olvidaba cuando jugaba fútbol, odiaba las cursilerías y las costumbres de aquellas épocas, le gustaba trabajar, era delicada, pero no inútil, decía que era una mujer independiente y lo demostraba.
En ese justo momento pensé en Sebas, y le pregunte: 
- ¿papá te hacía reír?
- mucho, eso era lo que más amaba de ella, siempre, siempre me hacía reír.
- ¿y ese muchacho, te hace reír?
- mucho papi, mucho!
-entonces, Salud! hija, porque estamos enamorados, tú de ese muchacho y yo de Lucía Bravo!

2 comentarios:

  1. reirte debes de los chistes monces de tu flaco. asi como el se rie de tooooodos los memes que le envias

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