viernes, 20 de noviembre de 2015

TE PARECES A MI MADRE

La relación entre Julio y yo iba de viento en popa, digamos que ya éramos una pareja estable pero sin ser pareja, a ver, teníamos sexo una vez por semana, comíamos juntos cada vez que se podía, hablábamos de viajes en adelante. Sin embargo, nuestra situación profesor - alumna, nos detenía un poco para "sacar a la luz" lo nuestro.

Al inicio, cuando empezamos a salir, él me comentaba que no quería nada serio, a sus 40 años, sabía que quería quedarse sólo y bueno, tenía una hija adoptiva de 15 años de quien quería encargarse por completo. Pues yo a mis 19 años tampoco quería casarme, así que me adapte perfecto a su ritmo, íbamos despacio, felices y sin ataduras, así como jugando pasó un año, tiempo en el que ya había dejado de ser mi maestro. Viajabamos, íbamos al cine con la niña, me encariñe mucho con ella, íbamos de compras juntas, si; parecíamos hermanas, e incluso muchos vendedores o mozos decían: que lindas sus niñas!...a quienes yo siempre respondía, sólo ella (señalando a Lucía) es la niña de papá, yo soy la novia; eran esos episodios los que hacía, creo yo; que Julio vaya pensando cada vez con más firmeza que yo era "la mujer de su vida". No!, no se han perdido nada, el Julio que yo conocí se iba transformando en un Julio que quería un hogar, una mujer e hijos, lo que me hacía sentir demasiados temores juntos, a mis 19 años yo sólo quería ser la novia, más no la madre de unos niños, cuando empecé a darle a conocer que las cosas estaban avanzando a un ritmo que no habíamos planificado, el alegaba que quizá ya era momento de madurar la relación y darle paso firme a lo nuestro, cada vez la situación se hacía más tensa para mí, no se si quizá fue inmadurez o temor, pero empecé a salir con alguien más, opté nuevamente por salir a divertirme con amigos o ir de fiesta, situaciones Que incomodaban mucho a Julio, quien ya había establecido rutinas los fines de semana (paseos familiares, compras, juegos, películas, etc). Empecé a alejarme poco a poco de él, permanecía más tiempo en mi departamento, casi no dormiamos juntos, hasta que empecé a extrañar nuestra "relación", una noche lo llamé y le pregunté: ¿qué éramos?, ¿cuál era nuestra situación? y esa noche Julio me pidió Matrimonio por la línea teléfonica, mientras hablaba con él, iba vistiendome, con la vista medio nublada de los lagrimones, bajé rápidamente al primer piso, saque el carro y fui rumbo a su departamento. Cuando lo vi, lo abrace muy fuerte, entramos basándonos y así empezamos a calentarnos, me tenía cargada y mis piernas entrelazaban su cuerpo, sentía como su miembro iba poniéndose cada vez más duro, sus besos eran de amor y calor, hizo a un lado mi ropa interior y me penetró como nunca, empecé a gritar de dolor y arrechura, sentía como su pene iba abriendo mis entrañas y lo abrazaba más a mi cuerpo, luego me bajó y me inclinó contra la mesa del recibidor y me dio tan duro que los adornos se fueron cayendo, cuando de pronto siento como todo su semen empieza a regar mi vientre y al caer los dos rendidos en la alfombra me dice: "te pareces a mi madre"... en ese momento pareciera que alguien con una enorme aguja reventó mi burbuja y mi cabeza pensó: que mierda!...no se si fue esa frase o lo que vino después; en el año siguiente, pero Julio y yo jamás nos casamos, el cuento de hadas se fue a la mierda (eso no existe)...él y yo sólo nos hablamos por la niña en la actualidad...así que nada de cierra tu historia de amor, que aprende a montar tu caballo, todo es pura mierda, mejor vive tu vida como tiene que ser y todo irá tomando el camino que necesite...la felicidad llega cuando uno menos se lo espera...aunque este lugar sea una discoteca gay, siento tú heterosexual, créeme...(esa ya es otra historia)

domingo, 9 de agosto de 2015

Me enamoré de tí, Lucía Bravo!

Hace algunos meses me rondaba un tema en la cabeza, quería preguntarle a mi abuelo, que es un sabio, ¿que siente uno cuando se enamora?, la pregunta era: papi, ¿qué sentiste cuando te enamoraste de mi mamita?. Que equivocada estaba.
La semana pasada fui a almorzar con mi abuelo, un hombre de noventa años, que tiene la vitalidad y mentalidad de un hombre joven, un hombre que me enamora con su mirada infinita llena de vivencias. Conversábamos de nuestra semana, bromeabamos, nos reíamos, se burlaba de mi sazón, antes de halagar mi comida, como siempre lo hace, le gusta hacerme sufrir con ese tema. De pronto y la verdad no recuerdo cómo, en la sobremesa, con una botella de vino tinto, llegamos a hablar del amor a los hijos y la familia; donde mi abuelo me confesó haberle sido infiel muchas veces a mi abuela, cosa que ya sabía, no era algo nuevo:
-¿Por qué le fuiste infiel tantas veces a mi abuela?, ¿No la querías?
- la quería, pero no estaba enamorado de ella, la quería como quien quiere a una amiga, íbamos al cine, al teatro, veíamos a los hijos, pero nada más.
- ¿alguna vez te enamoraste?
- Lucía Bravo, así se llamaba, sobrina del mayordomo de la Hacienda Arona, San Luis de Cañete, le declaré mi amor muchas veces, pero ella decía que me quería como amigo.
Caían lágrimas por las mejillas de mi abuelo, lo vi llorar como nunca antes lo había visto, lo vi llorar con desgarro, con nostalgia, pero con amor, hablaba de ella y casi volvía a sonreír nuevamente, cuando la mencionaba sus ojos brillaban, tenía ese brillo que nunca le vi al hablar de mi abuela.
- ¿Qué te gustaba de ella?
- lo diferente que era, jugaba fútbol, era una mulata hermosa, una negra de rasgos finos, con unos ojos pardos preciosos y unos dientes que parecían perlas, era culta y su sudor olía a rosas, siempre hablaba dulcemente y sólo se le olvidaba cuando jugaba fútbol, odiaba las cursilerías y las costumbres de aquellas épocas, le gustaba trabajar, era delicada, pero no inútil, decía que era una mujer independiente y lo demostraba.
En ese justo momento pensé en Sebas, y le pregunte: 
- ¿papá te hacía reír?
- mucho, eso era lo que más amaba de ella, siempre, siempre me hacía reír.
- ¿y ese muchacho, te hace reír?
- mucho papi, mucho!
-entonces, Salud! hija, porque estamos enamorados, tú de ese muchacho y yo de Lucía Bravo!

jueves, 2 de julio de 2015

LA EX


Escena 1: Muestra -  Cortázar 
Ingresamos a una sala oscura donde proyectaban una película con las fotos de Cortázar y el texto del capítulo 7 de Rayuela:
"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y...y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
En ese mismo instante recordé la voz de mi novio contándome hace ya algunos meses atrás, que cuando novios con su ex, le recitó este capítulo al cumplir un mes de relación y llevó un pañuelo perfumado por si ella lloraba al escucharlo y ella ni se inmutó. Me llené de rabia y salí de la sala.

Escena 2: Pensamientos siniestros
Recuerdo que estábamos revisando unos libros en la biblioteca del centro cultural de la Universidad Católica,  salíamos de una muestra de Cortázar y nos disponíamos a tomar un café luego, mientras tocaba e iba adivinando los textos,  recordaba la Muestra de Cortázar y el capítulo 7. Su ex, cada que me contaba sobre ella y sus desplantes, la imaginaba,  guapa, altiva y hasta distinguida, quizá hasta más guapa que yo, y la odiaba silenciosamente,  nunca antes había sentido esto que dicen sentir las novias actuales sobre las ex, pero bueno, pensaba que era normal. 

Escena 3: Poca comida y mala digestión 
Ingresamos a comer a la cafetería del centro cultural y pedimos unos langostinos al panko, muy mala elección por cierto, muy caro y muy poco. Mientras esperábamos la comida con mucha expectativa,  se me ocurrió preguntarle a mi novio, con una cara de mofa que no podía ocultar, como se había sentido cuando su ex ni se inmutó por el capítulo de Cortázar que él le había leído y se había sentido como un imbécil.
En ese instante llegaron los platos, comimos rápidamente y en silencio.

Escena 4: una ex fea y una novia felíz 
Días después de la muestra, fui a encontrarme con mi novio. Encendí un cigarrillo y camino a su trabajo, pensaba en las últimas cosas que habíamos vivido juntos, sonreía tratando de adivinar sus ojos al verme llegar, porque siempre eran distintos, pero nunca dejaban de ser hermosos, lo amaba, sí; ya lo amaba, como amo mis horas de sueño y mis dietas excesivas de comidas grasosas e indecentes. No,  lo amaba más, definitivamente,  más que eso, lo amo con locura,  con desdén,  lo amo asquerosamente, obscenamente, tal como a él le gusta que lo ame.
Llegué justo a tiempo, el cruzaba la puerta de salida de su centro laboral,  nos besamos y empezamos a caminar hacia la avenida salaverry, siempre hacemos esta caminata, cruzando medio san isidro, conversando acerca de nuestros días,  de pronto escucho una voz acercarse diciendo: Sebasssssss...y la voz de él diciendo: Hola Adrianaaaa...y ésta última palabra me resonó en la cabeza como tambores tocando al lado de mis oídos y mientras estábamos paradas prácticamente una frente de la otra, sin yo oír lo que ellos dos hablaban, en esos dos pequeños pero a la vez largos minutos,  pude escanear y mirar al detalle a su ex, a quien No voy a describir por "respeto" , pero; por lo visto no tendría nada que envidiarle ni en cien años y me sentí ácidamente Feliz,  tanto que mi novio cuadras más allá me dijo: te conozco y ya puedes empezar a "rajar"! .... amo a Seb y después de todo este tiempo juntos,  Adriana hasta me hizo un favor, gracias a ella, ahora yo tengo a mi Seb!

martes, 17 de marzo de 2015

LAS GUAPAS

Una de aquellas tardes universitarias en las que solía escuchar música en la tranquilidad de mi habitación, de pronto salió un audio de un monólogo de Facundo Cabral, dentro de las tantas frases, bromas y parodias mencionó la siguente: él contaba cuando su abuela le decía que la maestra del pueblo, Dorotea, era Virgen no por buena, sino por fea, que en ella no era un acto de amor, sino de justicia. Automáticamente recordé que en mi salón de clase había un grupo de chicas un poco como Dorotea, este grupo lo conformaban 5 señoritas, las cuales nos tenían muy mala leche a mis tres amigas y a mí, nos habían puesto una serie de apodos: las plásticas, las divinas (dicho con sarcasmo) y más adjetivos parecidos. Recordaba que también se habían expresado muy mal de nosotras a dos alumnos provenientes de intercambio estudiantil, quienes luego se hicieron amigos nuestros y nos confesaron dicha "admiración" citada por ellas. Recordé también que una de ellas en una cena estudiantil, dijo a boca de jarro: "pero no entiendo que le ven a esas, si nosotras somos guapas", lo dijo en el preciso momento que bajaron el volumen de la música para darle la palabra al rector de la Universidad, en el momento hubo un silencio sepulcral y ni bien empezó a hablar el rector, los murmullos y risitas eran incontenibles.
Cuando me di cuenta de la hora, eran las 6:30 pm., llegaría tarde a clase, para variar. Aquel día iniciabamos un taller de psicoterapia con un nuevo profesor, al tocar la puerta del salón alrededor de las 7:30 pm., me dio el pase. Estando yo adentro, éste dice: Srta. Azul, por haber llegado tarde usted le pondrá un nombre al grupo de trabajo de sus compañeras aquí presentes, cuando las vi, eran ellas; una serie de confusiones y palabras pasaban por mi cabeza a raíz de mis pensamientos de hacía una hora y de pronto mis labios se mueven como si no tuvieran control de mi cerebro y digo: las guapas!. De pronto el salón entero se reía, yo sabía que no era de mi y mi profesor sólo atinó a decir: muy original Srta., muy original! ...